sábado, 28 de noviembre de 2015

LUCES, SOMBRAS Y PIGMENTOS


El autor de esta exposición, Víctor Valenzuela Guzmán, es originario de la ciudad de Minatitlán Veracruz. Cursó sus estudios de Licenciatura en Arquitectura en la Universidad del Golfo de México. Sus aptitudes para el dibujo a mano alzada corren a la par de su educación. Es durante su formación profesional, cuando descubre la técnica de tinta y acuarela (line and wash) siendo esta una de sus preferidas, por su espontaneidad y flexibilidad. Teniendo siempre presente, que no es necesario disponer de materiales especializados como el papel y el lápiz de grafito común, para poder representar la realidad cotidiana en que nos desenvolvemos, y dando siempre mayor importancia a los trazos espontáneos y casuales, que le dan a sus dibujos un aspecto más dinámico.

El gusto por la figura humana, también lo ha llevado a descubrir de manera autodidacta técnicas como la sanguina y la creta blanca, aplicadas sobre papeles en tonos neutrales, por dar las gradaciones profundas y brillantes de la carne humana.

El academicismo y los desnudos tímidamente eróticos de Bouguerau, así como el movimiento y los colores luminosos del impresionismo junto con la síntesis y la observación de la naturaleza de los trazos orientales, han influenciado de manera notable su obra.

Esta noche el mundo pictórico de Víctor Valenzuela, se hace presente por primera vez en esta colección de treinta obras en diferentes formatos. Esperamos que sean de su agrado.

Noviembre de 2015   

ALBERTO RUY SÁNCHEZ SOBRE JUAN RULFO


martes, 24 de noviembre de 2015

POESÍA NO ERES TÚ


NOSTALGIA DE SIRENAS



Para los franceses, por citar un ejemplo que más rápido se bambolea en la memoria, el mar es femenino. Para el Poeta José González Gálvez también, aunque quizá para él es una potencia abarcadora de todos los sexos, todas las fiebres y una incurable y progresiva Nostalgia de Sirenas.
Por eso, el mar o la mar está ahí enfrente de los ojos, casi en cada página, derramando su ortográfica sal y su amenazante insistencia devastadora.
Por eso aquí el mar es un ser mitad suavidad y mitad aspereza, de continuos sudores sin censura y de uñas manicuradas por arrecifes coralinos.
Levanten la falda de cada palabra: ahí está el vasallaje de las mareas.
Consulten la brújula de cada sueño: ahí encontraran innumerables puntos cardinales y el famoso canto que hace perder el rumbo a los navegantes.


Francisco Hernández
2014


Portada: Carlos Ponce Ruz

MARCEL PRÉVOST


lunes, 2 de noviembre de 2015

LA DAMA OVAL (FRAGMENTO)


Al llegar al tercer piso, entramos en una inmensa habitación destinada a los niños, donde, esparcidos por todas partes, se veían centenares de juguetes descompuestos y rotos. Lucrecia se acercó a un caballo de madera inmovilizado en actitud de galope, a pesar de la edad, que debía frisar en los cien años.




ILUSTRACIONES
DE 
MAX ERNST

AGONIA PUESTA EN ESCENA




Fabricio lanzó un alarido fuera de todos los cánones de la liturgia del dolor. La sangre comenzó a fluir de los lagrimales y de las narinas por la presión, primero en diminutas gotas, y después en filamentos más espesos.

Estaba siendo desollado vivo. El olor a carne cruda era insoportable, penetrante  fuertemente morbosa, un tufo imposible de perdonar. Sus verdugos, frágiles como el papel de arroz, trabajaban en silencio, parecían ingrávidos en su meticulosa tarea. Escrupulosos, limpios, casi asépticos, permanecían imperturbables, serenos, con sus rostros tallados en marfil viejo, como máscaras de la grandiosa ópera china. Sus dedos huesudos movían con presteza los delgados estiletes y las finas hojas montadas en el bisturí.

Los lamentos eran desgarradores, convertidos en aullidos infrahumanos. La víctima, permanecía  amarrado sobre un potro estilizado y detenido firmemente con cañas de bambú. Su mirada, extraviada por el suplicio, se elevaba al cielo enmarcada por un rictus de inspiración divina.

Deshidratado, con los labios reventados y la tela de los músculos en jirones, sin poder gritar por la lengua desprendida, parecía esperar el desenlace. En el fondo de sus ojos había germinado la semilla del terror.

Sumergido en el espanto de su existencia miserable, Fabricio bailaba la danza del infortunio, sofocado por el oleaje lento de su circulación sanguínea, puesta en marcha bajo el vuelo ingrávido de las cuchillas certeras. El oficiante oriental, deliciosamente obeso, dirigía la sinfónica, que interpretaba magistralmente la primera cantata de Dietrich Buxtehude.

José González Gálvez 

Coatzacoalcos Veracruz 1978





BELLA DE DIA



Severine terminó de leer el penúltimo capítulo de la novela, y después de cerrarlo se quedó pensativa, inquieta supuso que toda esa lectura bien podría tratarse de una burla del destino, o que tal vez todo fuera una equivocación. No podía imaginar que el contenido revelara en forma tan cruel la trama exacta de su mente febril y enfermiza. Dócil como acostumbraba, ni siquiera se movió para que Pierre no sospechara de su inquietud, para que su angustia creciente no la delatara. En la chimenea el fuego estaba por extinguirse, sintió frio y su piel se erizó por los poros, abierta, suplicante. El la miró amoroso, complaciente, y ella solo pudo devolverle una sonrisa forzada. Recordó nuevamente la novela, inquieta no quiso saber el desenlace, y en un giro la arrojó a las últimas  llamas. Pierre se asustó, pero acostumbrado a la actitud de su esposa, no le dijo nada. Severine lo deseó en ese mismo momento, lo deseó con un hambre carnal, quería que Pierre la tomara entre sus brazos y la estrujara con fuerza, que le rasgara la blusa y le pellizcara los pezones, pero no, él estaba fuera de todo movimiento que significara violencia. Lo tomo del brazo y en silencio se fueron a acostar. Esa noche Severine soñó con Buñuel.

José González Gálvez 


Coatzacoalcos Veracruz febrero de 1980


JULIO CORTÁZAR (FRAGMENTO)


viernes, 2 de octubre de 2015

DOBLE CÍRCULO EN ESPIRAL COMO UN GLIFO


¡Despierta Mallinali, despierta! ¿Qué tanto sueñas que jadeas a cada rato? ¿Acaso recuerdas mi Señora esas manos blancas que te acariciaban siempre? Esos dedos que vinieron del mar y tocaban con desesperación tus senos pequeños, tu abdomen plano y tus nalgas redondas. ¿Cuántos nombres, cuantos?  Alonso, Hernando, Juan. ¿Cuántos mi Señora, recuerdas acaso? Malintzin en náhutl hierba para hacer cordeles, luego Tenépatl la que habla con vivacidad, cuando conviviste con los conquistadores, y ahíta te entregaste a ellos ¿por despreció a tu raza? ¿por venganza mi Señora? ¿te viste acaso en el espejo ahumado de Tezcatiploca? ¿Qué te sucedió? ¿Por qué cambiaste el rumbo de la historia? Te bautizaron con agua y no con sangre como era nuestra costumbre, te entregaste a sus ritos bárbaros con un Dios que sufre clavado en una cruz, entonces fuiste Doña Marina en su lengua y te olvidaste de nosotros tus hermanos. Ardió Tenochtitlán y la grandeza se hundió en sus cenizas. El odio de nuestra raza te nombró la Malinche y te maldijo para toda tu existencia. Vagaste cargando a tu bastardo, no sabemos si lloraste masticando el ácido de tus entrañas, pero en Las Honduras, una epidemia de viruelas te carcomió la piel y las bubas te olían a excremento de caballos. Un collar de chalchihuites se rompió en una retacería de sueños.

¡Despierta Mallinali!

José González Gálvez 

Coatzacoalcos Veracruz 2015




GUADALUPE AMOR ES SIEMPRE PITA

           Tus senos tienen un lejano sabor a continente.
             Eraclio Zepeda
                             
              Para Fernando Martínez González y Alexander Gristo Savornin

De la tinta bautismal de Salvador Novo
nació la undécima musa
columna al rojo vivo, lava que al tocarse abrasa
un instante portentoso
borrasca que nunca duerme
un hito en el espacio de las letras.
Nada de Ave Fénix, tampoco hierofante de Eleusis
sólo Pita, únicamente ella
mujer que escribe cuando el dolor lacera.
Tu cuerpo inmortal, incorrupto en cenizas
que el hielo incendia
fue plasmado para siempre
por Raúl Anguiano, Diego Rivera y Juan Soriano
entonces Pita, tu nombre es rescoldo de inquietudes
acertijo en la fisura de la historia
poemas que fueron tu penitencia.
¡Ay Pita de mil amores!
Eterno resplandor del Paseo de la Reforma
los hilos de la memoria te traicionaron
cobraron su peso en oro
terminaron siendo bisutería.
¡Yo soy la Reina de la Noche!
Gritabas eufórica
desabotonando tu espléndido abrigo de mink
carne transparente fina porcelana
súbita imagen de pétalo y rocío
pavesas de una lumbre que arde y quema.
Te paseabas oronda por la Zona Rosa
con tu sombrilla ridícula y tus flores de papier mache
vendiendo tus autorretratos
y las ingenuas gallinitas ciegas.
¡Ay Pita de mil amores!
El olvido te envolvió en su sábana percudida
se perdió el deseo consumado
la fiebre que embriagaba tus sentidos
terminaste fulminada por la neumonía
dentro de gases enrarecidos
en una clínica de San Jerónimo.
Te marchaste como siempre lo habías pedido
llena de esa ansiedad humana que te carcomía
liviana, palpable, insumisa
marchaste soberbia al encuentro con Dios
que tanto habías mencionado en tus décimas.

Enero de 2014


Imagen: Diego Rivera 



miércoles, 22 de julio de 2015

ARIADNA



Ariadna se entregó anhelante al placer gestado durante las caricias febriles y los susurros mágicos. Dócil, se abrió como una gruta encantada, como un fondo marino bíblico. Después todo fueron estertores. Ariadna gemía, arañaba, se enroscaba. Terminó inundada por una erupción volcánica. El final de la obertura fue cruel, sanguinario. Satisfecho, su amante tomó una hoja que reverberó como una flama de acero y la dejó caer en el cuello de Ariadna que aulló de dolor. Su grito de angustia se hundió para siempre en el pozo del horror pánico. Brotó la sangre, los miembros seccionados, las vísceras pulsátiles.



Ciudad de México 1977

LA POESÍA NARRADA DE JOSÉ GONZÁLEZ GÁLVEZ


Del griego epiphaneia, que es “aparición”, viene del término epifanía. Así de denomina en el catolicismo a la celebración del seis de enero, cuando el niño Jesús se manifestó por medio de una estrella a los llamados “reyes magos” o “santos reyes” que por cierto no eran ni reyes, ni magos, ni santos.

José González Gálvez es, por lo menos, mago. Posee su religión que son las palabras, la aparición se da con cada hallazgo de sus frases poéticas: prosa poética: Más que contar, José dice. Describe también, y este libro se encuentra poblado de hallazgos idiomáticos, de erudición en su referencia a culturas lejanas, a la música, a la mitología.

Tal condición, sin embargo, no vuelve lejana ni difícil su escritura en momento alguno. Señalada por la inteligencia, se antepone siempre, no obstante, la epidermis, el erotismo en cada uno de sus cuentos. Aquí se encuentra cifrada la calidez del trópico, lo mismo que la sensualidad veracruzana en cada una de las mujeres que describe con ardor su pluma.

Heredero directo de “La musa del Papaloapan”, Josefa Murillo, la autora de Vagando en el terruño, A una estrella, Imagen blanca y Ecos, José González Gálvez también hace poesía, pero sin estrofas. Escapa a todos los géneros y, por lo mismo, la suya es una tarea renovadora de nuestras letras. En relatos brevísimos, algunos de media cuartilla o menos, nos dice más en torno al amor y la vida que todo un tratado filosófico. Determinado por la belleza, sibarita evidente, se regodea en su dominio del lenguaje para entregarnos creaciones que asombran por su belleza, y por los mundos a que puede conducirnos a través del intertexto. Así como Veracruz ha sido puerto heroico a lo largo de la historia, González Gálvez ejerce el heroísmo de inventar, de innovar en nuestras letras.

No sólo en Josefa Murillo, sino en todos los epígrafes que acompañan cada cuento de los aquí incluidos, se localizan las claves del estilo narrativo de José González Gálvez.

La mayoría son de poetas: Octavio Paz, Jaime Sabines, Eliseo Diego, Xavier Villaurrutia, Carlos Pellicer, Mario Benedetti, Marco Antonio Mondes de Oca. Puede deducirse que nos encontramos frente a un narrador formado por la poesía.

La sapiencia del autor y su extraordinaria cultura dejan paso, en ocasiones, a sorprendentes hallazgos, ya humorísticos (“Me siento inútil como un fonógrafo descompuesto”), ya estremecedores en su profundidad (“A mi lado Lía soñaba con un cardumen de peces ciegos”).

Bienvenida la manifestación de José González Gálvez, su aparición, su Epifanía de mar.

Elena Poniatowska

Editorial Espiral 
1997




domingo, 31 de mayo de 2015

UN POEMA DE JORGE LUIS BORGES (FRAGMENTO)


La luna ignora que es tranquila y clara
y ni siquiera sabe que es la luna. 

LA FLOR DE FUEGO (FRAGMENTO)


Como estaba descontenta y Pisanello había pintado ya todos los pájaros del mundo. Leonora se puso a inventar otra vez la realidad. Hizo estudios de zoología fantástica y el Gavilán de Horus vuela por sus cuadros vestido de arlequín. –Sí, (afirma Leonora) me acaban de regalar el libro de Jorge Luis Borges, pero en sus páginas no he hecho más que saludar a mis antiguos conocidos, Leviatán y Behemot, al Fénix, al ave de Roc, al Cancerbero, al Unicornio y al Ciervo Celestial, al pez Jasconio que San Brandan tomó por isla y edificó en su lomo una catedral. Conozco a todos los animales metafísicos de Dante y de San Juan. En mis sueños de niña hacía espléndidas cosechas de cabezas de Hidra y de alas de Basilisco.

Elena Poniatowska
La Jornada Semanal 4 de noviembre de 2007 

MINUETO PARA UNA SEÑORITA SOLA


Después de cinco horas de espera, Marcia estaba nerviosa, impaciente, inquieta.

De tanto estar sentada le dolían las vértebras y sentía la pelvis desarticulada. Trató de hojear una revista pero no pudo concentrarse, imaginó entonces un zoológico en llamas, pero desechó inmediatamente la idea y decidió mejor asomarse a la ventana. En el piso de enfrente, a través del ventanal, dos hombres jóvenes intentaban quitarse la ropa mientras se besaban con fruición. Curiosa y con la entrepierna húmeda, empezó a observarlos detenidamente, hasta que su visión se transformó en un sol incandescente, en una nova a punto de explotar.

Marcia terminó bañada de amarillos metálicos y de reflejos de ámbar solo por un momento, porque las estrellas fugaces de su vida, acabaron cercenadas por la guillotina inverosímil del tiempo.

Enfrente, dos jóvenes vestidos impecablemente, observaban a Marcia que se desvanecía como una figura de arena.

Enero de 1989


EL DESEQUILIBRIO DE LA BALANZA


Anselmo sintió que la garganta se le cerraba como si un par de tenazas la aprisionaran. Sudó frio y sin poderse contener se orinó en los pantalones. Despertó invadido por la humedad en los muslos. El cañón de una pistola le apuntaba en la cara.

¡Pinche cabrón de mierda, ahora si te va a llevar la chingada!

Trató de llevarse las manos a la garganta. Un tronido le reventó el rostro y salpicó las almohadas de sangre. El olor de pólvora doblegó al de amoniaco, y tranquilamente se disolvió a través de las ventanas abiertas.


Noviembre de 2013

domingo, 19 de abril de 2015

GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ (FRAGMENTO)



GENERACIÓN DEL CRACK

Jorge Volpi

Pedro Ángel Palou

Los escritores del crack le tiraron siempre a la sofistificación, a escribir sobre temas internacionales, que interesaran en Alemania, Francia, Italia e Inglaterra. Habían leído a Broch y a Musil, traducidos por sus abuelitos literarios: Pitol y García Ponce. (Eran un poco snobs, la verdad). Imposible permanecer tras la cortinita de nopal que tanto enfureció a José Luis Cuevas. Una vez profesionalizada la carrera de escritor por Carlos Fuentes, ellos se lanzan a las grandes avenidas. Nada de Allá en el rancho grande, nada de color local.



Elena Poniatowska 

EL MARTIRIO DE SAN SEBASTIÁN


                                          ¿Qué muerte habrá que se iguale
                                           A mi vivir lastimero,
                                           Pues si más vivo más muero.
                                           
                                           San Juan de la Cruz



Clavo en mi clavícula izquierda
un exvoto de suplicio.
El sufrimiento redime
mi delicada piel de apóstol.
Sorprende un orgasmo de dolor
que vomita sangre en coágulos.
Tengo clavos incrustados
en todos los huesos del cuerpo.
Una golondrina agoniza lentamente
sobre la pelvis masacrada.



Septiembre de 2007

                                  

ITINERARIO EN EL MAPA DE TU CUERPO



Estalla la noche en tus labios
de azabache negro.
es tu bajo vientre fruta madura
que se abre
que enseña la pulpa
el cotiledón vivo
mientras la entrepierna
amada en un vértigo
en un grito de rabia
exultante
hierático
se queja como membrana herida.
Amor amapola
pétalo nítido
floración perenne de aguas marinas
salina errabunda
piélago insospechado
jibia que termina ceñida a tu pelvis.

Mayo de 2009


jueves, 29 de enero de 2015

LA CEREMONIA



Estamos ante uno de los cineastas japoneses más importantes actualmente: Nagisa Oshima. Y de su película La ceremonia (Gishiki), bien podemos afirmar que es una de las obras más valiosas que se han producido en esta década.

La ceremonia es un filme que por su contenido se inscribe en la corriente de revisión crítica hacia lo establecido socialmente, partiendo para ello del examen de las contradicciones en la vida de una familia japonesa, donde la única posición que cabe es la tradicional, autoritaria y represiva. La película, temáticamente hablando, se une a otras que como ella han abordado, con diferente rigor, la institución familiar en países como Italia a través de Marco Bellocchio en Con los puños en los bolsillos (I pugni in tasca), en Estados Unidos con Las familias del odio (The Lolly-Madonna war) de Richard C. Sarafian, o en México con El castillo de la pureza de Arturo Ripstein.

A través de una sucesión de ceremonias donde resaltan bodas y funerales, un hombre va recordando veinticinco años de su vida partiendo desde su niñez. Este es el hecho que toma Oshima para afirmar lo que es su motivación principal de análisis: la experiencia de los jóvenes japoneses y su imposibilidad para adaptarse a la sociedad prevaleciente, lo que equivale a decir, en sus propias relaciones familiares e individuales. ¿Y cuál es la respuesta a este estado de cosas? ¿El suicidio, la enajenación, el anarquismo? A reserva del conocimiento y la interpretación que pueden darnos otras películas de Oshima, de las cuales sólo una más se ha visto en México: El muchacho (Shonen), donde parece haberse moldeado el incisivo enfoque para La ceremonia, la evidente conclusión que corresponde ante todo esto no puede ser sino la lucidez de una conciencia política.

Oshima nos dice que la sociedad japonesa está en crisis, pero que ésta crisis tiene indelebles razones culturales e históricas, mismas que es necesario superar en el actual momento si no se quiere volver a caer en errores que desembocaron trágicamente con la guerra y la muerte.

Sala Fernando de Fuentes

Texto extraído de la Cineteca Nacional, 1974

FEDERICO GARCÍA LORCA (FRASE)


viernes, 9 de enero de 2015

DEL AMOR Y OTROS DEMONIOS (FRAGMENTO)


La guardiana que entró a prepararla para la sexta sesión de exorcismos la encontró muerta de amor en la cama con los ojos radiantes y la piel de recién nacida.

NAHUI OLLIN


“¿De donde provienen los ojos de sulfato de cobre de algunas mexicanas que las hacen parecer encandiladas, posesas, veladas por una hoja de árbol, una ola de mar? De que Nahui Ollin tenía el mar en los ojos no cabe la menor duda. El agua salaba se movía dentro de las dos cuencas y adquiría la placidez del lago o se encrespaba furiosa tormenta verde, ola inmensa, amenazante. Vivir con dos olas de mar dentro de la cabeza no ha de ser fácil. Convivir tampoco. El Doctor Atl la vio en un salón y se abrió ante él un abismo verde como el mar. ‘Yo caí en ese abismo, instantáneamente, como el hombre que se resbala de una roca y se precipita en el océano. Atracción extraña, irresistible. La invitó a ver su pintura en una vieja mansión de la calle Capuchinas número 90. –Quizá le gustaría a usted ver mis cosas de arte. Así le dijo la serpiente a Eva, y empezó el paraíso para ambos. ¡Pobre de Nahui! ¡Pobre del Doctor Atl!.” Vulcanólogo, vulcanizado. Su volcana rugía más que el Iztaccíhuatl. Inflamada, no dormía no dormía jamás. Se quejaba, pedía más, otra vez, cada día pedía más. Sus escurrimientos no eran lava, eran fuego. Sus fulgores venían de otro mundo. ¡Hay volcana! ¡Pobre del Dr. Atl! 

Elena Poniatowska
Ediciones Era 2000

CON LA CERTEZA DE MI AMOR DOLIDO


                                                                                   
                                                                                                                Como una luz callada
                                                                                                                Flor Cecilia Reyes

Una débil luz la penetró desde la vagina hasta el cuello. Al despertar encontré un pequeño caracol dejando su baba plateada en el muslo de Ligia. Mi saliva cuando está seca también se argéntea en la piel satinada de su espalda. Ayer nos besamos con fruición, después mi lengua se perdió en al abulón vivo de su sexo. Gimió apretando con fuerza las sábanas. Enardecida abrió los muslos en abanico y empujó mi cabeza en su fondo marino. Ligia despertó cuando el caracol se durmió en la geografía placentera de su entrepierna.

En el verano anterior, se entretuvo cortando espigas de centeno. Hoy duermen debajo de las almohadas. Por eso creo que soñamos con pan recién horneado, gavillas suculentas, un sol que nunca descansa.

Ligia permitió que los caracoles anidaran en su axila izquierda. De ahí, los rastros de plata vieja llegaron a su pobre corazón abierto en cavidades. Consternada lloró entre espasmos, y no se detuvo hasta que una aurora boreal germinó en su matriz debilitada. Mi dolor se esgrafió cerca de su pecho, pero Ligia transfigurada dejó que sus manos encontraran la llanura apacible de mi escroto. “Mañana” me dijo al oído, cuando una débil luz la penetró desde la vagina hasta el cuello.

José González Gálvez 

2011 

WALT WHITMAN: HOJAS DE HIERBA (FRAGMENTO)



Mi aspiración y mi espiración, el latido de mi pecho, el paso de la sangre y del aire por mis pulmones, el olor de las hojas verdes y de las hojas secas, y de la ribera y de oscuras rocas marinas, y del heno del granero, el áspero sonido de las palabras en mi boca que se pierden en los remolinos del viento.