jueves, 18 de julio de 2019

LOS GATOS DE ULTHAR (FRAGMENTO)



Se dice que en Ulthar, que se encuentra más allá del río Skai, ningún hombre puede matar a un gato; y ciertamente lo puedo creer mientras contemplo a aquel que descansa ronroneando frente al fuego. Porque el gato es críptico, y cercano a aquellas cosas extrañas que el hombre no puede ver. Es el alma del antiguo Egipto, y el portador de historias de ciudades olvidadas en Meroe y Ophir. Es pariente de los señores de la selva, y heredero de los secretos de la remota y siniestra África. La Esfinge es su prima, y él habla su idioma; pero es más antiguo que la Esfinge y recuerda aquello que ella ha olvidado.

H.P. Lovecraft
Revista Tryout noviembre de 1920

Imagen: Aida Emart

domingo, 14 de julio de 2019

EL VERDADERO DOLOR DE REINA MARIANA


 
  
  ¿Cuándo tu voz sonora
  herirá mis oídos delicada?

  Juana Inés Ramírez de Asbaje: Liras

                                                                     Para Alberto Gironella: In memoriam

Volví a casa porque me dijeron que Reina Mariana había muerto. Eso me dijeron, por eso volví.
   Me sentía desolada. Vacía. Esperando eternamente tus palabras. Anoche, ya entrado el horario de los sueños, te soñé, pero no eras tú, era otro con tu máscara, tus ademanes, tu olor y tus pasos firmes resonando en los pasillos.
   Me dijeron que murió de soledad. Olvidada. Que se quedó sentada en la sillita china de la estancia. Cosida de telarañas desde los ojos hasta los pies, incubando comejenes y pequeñas iguanas verdes, con la cabellera reseca manchada de guano de estorninos.
   Leo el periódico todos los días pero no encuentro noticias que me hablen de ti. Corro al escuchar el silbato del cartero que nunca se detiene ante la puerta. Desconozco tu paradero. A veces pienso que nunca existimos, que tanto tú como yo somos víctimas de un ilusionista. Te busco en el aroma de mi piel macerada de recuerdos, en el sonido de la lluvia que amenaza con parecer diluvio, en los espejos donde tantas veces nos vimos desnudos de cuerpo entero.
   Falleció sin edad anotada en el registro de la historia. Cuando llegué a verla, el vuelo de cientos de estorninos me cubrió de humedad. Esperé paciente a que la amortajaran sobre un lecho de juncia. Llevaron una sábana de lino, aceite perfumado, un cepillo y un hilo infinito de perlas engarzadas. Reina Mariana recuperó por un momento su belleza terrenal. Lleno de miedo toqué sus labios fríos y violáceos.
   He llegado a prescindir de alimentos. A veces tomo un poco de líquidos. Agua destilada, algún zumo, jarabe de fruta. Pero es inútil, porque comprendo sin remedio que mi verdadera sed eres tú. Tú, esperándome como siempre en la cama para jugar el juego de los amores clandestinos. Tú recién bañado, con el cuerpo oloroso a jabón de pastilla, a lavanda, a maderas turcas.
   Nadie sabe  si murió pidiendo ayuda. Todos le dimos la espalda. Cuando me fui, cerró puertas y ventanas. Pero alcancé a verla por el ojo de la cerradura. Su imagen de angustia, se me clavó profundo en la cavidad derecha del corazón. La soñé varias noches hasta que su figura marchita desapareció entre los mil apuntes de la rutina diaria.
   Te espero con la mesa puesta, la bata en el armario y las pantuflas cerca del sillón. Sentada en la sillita de la estancia, erguida, fumando un cigarrillo mentolado. Esperando como todas las noches. Entretejida en las trampas de un ritual falso. Obsesionada con tus palabras que ahora me suenan huecas, y tus caricias que me parecen absurdas. Quiero gritar tú nombre mil veces para decirte que te perdono todo: los engaños, las injusticias, la violencia. Quiero rasgarme el pecho para sangrar el veneno de tu recuerdo. Quiero que olvidemos todo y empecemos de nuevo.
   Me dijeron que Reina Mariana murió esperándome. Firme en su postura de monarca  sin reino. Adelgazada por un hilo de luz perpetua, difuminada hasta la eternidad por el vuelo de cientos de estorninos enloquecidos y el ruido monótono de hélices en desorden.

José González Gálvez 

Noviembre de 2000

Imagen: Alberto Gironella

 

MI CORAZÓN DESHECHO ENTRE TUS MANOS


 
                                                                             Con sombras necias, con indicios vanos,
                                                                             pues ya en líquido humor viste y tocaste
                                                                             mi corazón deshecho entre tus manos.
                                                                             Sor Juana Inés de la Cruz

Para Ofelia Medina

Todavía persiste
el olor de tu piel
detenido en mi cuerpo.
En tu hendidura
cabalgo enajenado
hasta que un surtidor
fresca agua de abril
humedece mi entrepierna.
Mi apetito se recrudece
en tus pechos
en tu voz
en tu rito Sábado de Gloria.
Es tu carne suculenta drosera
que todo lo recibe.
Luna que se dispersa
en la palma de mis manos
en el hueco de la axila
sobre las papilas de la lengua.
Te recibo limpia de cicatrices
reposada
inmortal.
Mis ojos abren tu cuerpo
y tu luz me ciega.

José González Gálvez 

Coatzacoalcos 2014

PANFILITA CHEE: EN SU LUZ MAS ÍNTIMA


                                                        
                                                      Tus palabras transparentes en la noche
                                                       son palomas escribiéndose en mis sueños.
                                                     
                                                       Saúl Echeverría

                                                      
Panfilita es una mujer iluminada por Dios, es un ave marina que despliega sus alas para sobrevolar dentro del corazón de todos los que la amamos. Incansable, teje en el telar de los sentimientos un encaje de bondad  y una filigrana de ternura, porque  ha sabido enhebrar la aguja con paciencia y zurcir esos resabios de dolor con la pureza de sus palabras escritas.
     Con sus escritos nos ha calado muy   hondo, y ha llegado a  una profundidad que no conoce límites y no tiene alcances. En el mundo de los sonidos, ha captado la cadencia de las palabras atrapadas en un pentagrama infinito. Escribió   Nicolás Guillén: “El verso es amigo de la emoción, por eso ha de ser fino y profundo como una nota de arpa”.
     Mujer y poeta, amiga y hermana, Panfilita es eterna, es un perfil de luz que todo lo abarca. Es una inmensa gaviota que vuela por encima de las dunas de su Coatzacoalcos de antaño, y llora ante el dolor de un manatí cautivo. “Gaviotita roja”, le gritaban los pescadores de la colonia coreana del viejo Puerto México cuando siendo  muy pequeña, los seguía por la playa corriendo descalza con su capucha de hule colorado. Ella volaba feliz sobre la arena y empezaba a garabatear ese pentagrama que aun no termina.
     Ha pasado el tiempo, ahora la arena es asfalto, y las aguas del mar tienen miedo de pisar la orilla,  más ella continua anotando en   su bitácora,  palabras que despercuden los malos sueños; celebrando su cumpleaños en el mismo día en que se festeja a la Marina, leyendo la liturgia de las horas, abrazando a sus semejantes, regalándonos su risa que contagia, y sobre todo, pendiente del avance de la cultura por la cual ha luchado siempre.
     Una tarde, revisando papeles ya amarillados por el tiempo, me topé con uno de sus poemas que creía extraviado: “La prisión de lucero” y en ese momento mágico,  nació la idea de recopilar toda su obra. Siempre había estado detrás de ella empujándola a publicar sus poemas, pero invariablemente me respondía con lo mismo: “Pepito, yo escribo a la antigüita, a nadie le interesan mis versos”. Sin comentarle nada, recopilé los poemas que escribió durante su permanencia en el Taller Bernal Díaz del Castillo, desempolvé sus relatos escritos en la revista Vitral y Toque de Queda, busqué los libros publicados en el Club de Escritoras, y las tarjetas en las cuales me ha demostrado su cariño. Recurrí a la ayuda invaluable de Rosa Lotfe, Lulú Muñoz,   Angélica Carmona y  Omar Béjar. Juntos, iniciamos esta travesía literaria, esta antología con la que queremos honrar la presencia siempre festiva de nuestra “Ita”, la sensible hermanita que todos deseamos tener. Así nació GAVIOTA LEJANA, una colección de poemas y prosas desperdigados en periódicos, revistas y libros.
     Escribió Jorge Luis Borges: “Hay dos formas extremas de ser poeta: el poeta que vive en la pasión y el poeta que vive en un mundo verbal”. Creo que Panfilita vive en los dos extremos.

José González Gálvez 

Coatzacoalcos, enero de 2013

LA INTRUSA: RETRATO ÍNTIMO DE GALA DALÍ


Gala Dalí fue una mujer que se quiso ella misma secreta. Mientras los hombres con los que compartió su vida ganaban en notoriedad hasta convertirse en figuras universales, ella optaba por mantenerse a la sombra, hasta el punto de generar una imagen de mujer fría, altiva, egoísta, inaccesible.
     En realidad, Gala fue una mujer muy distinta. En esta narración biográfica, Monika Zgustova desvela a la mujer decidida, valiente y apasionada, que supo perseguir con determinación sus anhelos y acompañar decisivamente a los tres hombres que, junto a ella, llegaron a ser grandes figuras de la poesía y el arte universales: Paul Éluard, Max Ernest y Salvador Dalí. Para los tres, Gala fue mucho más que su amante: fue la compañera que trabajaría con ellos su obra y la criticaría, y quien les dio fuerza y la confianza para afianzarse como grandes creadores. A los tres los conoció cuando tenían entre los diecisiete y los treinta años. Y fue a través de Gala y con Gala que llegaron a ser lo que fueron.
     Monika Zgustova saca a la luz aspectos hasta ahora ignorados o poco conocidos de la vida de Gala: la relación con su padre adoptivo y su familia; la influencia que tuvo en ella la amistad de adolescencia con la poeta Marina Tsvetáieva y la hermana de esta, Asia; de qué manera la Revolución bolchevique de 1917 y los años previos la marcaron para siempre; cómo a los veintidós años cruzó la Europa de la Primera Guerra Mundial, de Moscú hasta París, para reencontrarse con su amor Paul Éluard; cómo por amor a Salvador Dalí se fue a vivir con él a una cabaña junto al mar en invierno, sin comodidad alguna, y una pulmonía estuvo a punto de acabar con su vida.
     De este libro emerge pues una Gala mucho más compleja, rica y apasionante de lo que hasta ahora se conocía: el retrato de una mujer que rompió con los estereotipos de su época para convertirse en una de las mujeres más decisivas en el arte y la literatura del siglo XX.

Galaxia Gutenberg, S.L., 2018