Para los franceses, por citar un ejemplo que
más rápido se bambolea en la memoria, el mar es femenino. Para el Poeta José
González Gálvez también, aunque quizá para él es una potencia abarcadora de
todos los sexos, todas las fiebres y una incurable y progresiva Nostalgia de Sirenas.
Por eso, el mar o la mar está ahí enfrente de los ojos, casi en
cada página, derramando su ortográfica sal y su amenazante insistencia
devastadora.
Por eso aquí el mar es un ser mitad suavidad y mitad aspereza, de
continuos sudores sin censura y de uñas manicuradas por arrecifes coralinos.
Levanten la falda de cada palabra: ahí está el vasallaje de las
mareas.
Consulten la brújula de cada sueño: ahí encontraran innumerables
puntos cardinales y el famoso canto que hace perder el rumbo a los navegantes.
Francisco Hernández
2014
Portada: Carlos Ponce Ruz
2014
Portada: Carlos Ponce Ruz
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