miércoles, 24 de enero de 2018

ELEGÍAS DE DUINO


La primera elegía

 ¿Quién, si gritara yo, me escucharía
en los celestes coros? Y si un ángel
inopiadamente me ciñera
contra su corazón, la fuerza de su ser
me borraría; porque la belleza no es
sino el nacimiento de lo terrible; un algo
que nosotros podemos admirar y soportar
tan sólo en la medida en que se aviene,
desdeñoso, a existir sin destruirnos.
Todo ángel es terrible. Así yo, ahora
sepulto, con oscuros sollozos en mi pecho
mi grito de socorro. ¿A quién podremos recurrir?
Ni a los hombres ni a los ángeles.

Rainer Maria Rilke


Fragmento. Versión de Juan Rulfo


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