sábado, 26 de abril de 2014

GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ (FRASE)


                       Nunca dejes de sonreír,
                       ni siquiera cuando estés triste,
                       porque nunca sabes quién se
                       puede enamorar de tu sonrisa.

TU PIEL ETERNAMENTE

Ismael compartió su tiempo conmigo. En el espacio de una alcoba, descubrimos paso a paso nuestros cuerpos como ciegos que leen Braille.  La experiencia fue increíble como una luz en silencio, un intermezzo palpitante.
Guardo el grato sabor de su piel en mi boca y la sensación de sus dedos entrelazados en mis manos. Su calidez invadió mis sentidos, en una onda ascendente que terminó electrizandome la curvatura del abdomen.
La memoria es una caja registradora de emociones varias. Tu recuerdo lo conservaré por siempre entre las páginas de mi diario, como los pétalos de una flor seca por el paso de los años.


Junio de 1993


VALS ENCERRADO EN UNA CAJA DE RESONANCIA

      

                                                      Para Helena Rojo

Bajo tu cabellera trenzada con perlas
la serpiente que tentó a Eva
se enrosca en tu cuello desnudo.
Son muchas tus dudas
son muchas tus penas.
Una ráfaga de celos involucra a Desdémona
fue inútil el sacrificio de Ifigenia
el horizonte se tiñe de añil
el cielo se cuaja de estrellas
Penélope desteje su tela
en el balcón aguarda Melibea
Isolda se cansó de esperar
Julieta sufre una pena de amor
bajo los árboles sueña Dulcinea
Scherezada olvidó su historia
el océano es más profundo
la lluvia más densa
Malintzin corrigió sus lenguas.
Pero Helena las espera a todas
en sus ojos hay paz de sirenas
en sus labios sabor a menta fresca.
Las espera fotografiada por Anibal Angulo
bañada en sol de oro
en luz que es mercurio amarillo.
Dirigida por Corkidi en “Angeles y querubines”
en su lecho de margaritas y crisantemos
con su traje de veinte mil perlas.
Las espera en silencio
                                 Como esfinge
                                 Como espejo
                                 Como imagen serena.


Enero de 2000



LOS CUENTOS DE LILUS KIKUS (RESEÑA)


Hace algunos años, tal vez trece o quizá un poco menos, apareció un libro de sueños: los tiernos sueños de una niña llamada Lilus Kikus para quien la vida retoñó demasiado pronto


Lilus sabía poner orden en el mundo sólo con estarse quieta, sentada en la escalera espiral de su imaginación, donde sucedían las cosas más asombrosas, mientras con los ojos miraba cómo se esfumaba el rocío y un gato se mordía la cola o crecía la sonrisa de la primavera. Luego, de pronto, sentía que los limones estaban enfermos y que sólo inyectándoles café negro con azúcar podía aliviarlos de su amargura.

Pero Lilus era también endiabladamente inquieta: corría a preguntarle a un filósofo si él era el dueño de las lagartijas que tomaban el sol fuera de su ventana.
También divagaba en cómo hacerle a Dios un nido en su alma sin cometer adulterio e investigaba con su criada Ocotlana de qué tamaño y sabor eran los besos que le daba su novio.

Todo en este libro es mágico y está lleno de olas de mar o de amor como el tornasol que sólo se encuentra, tan sólo en los ojos de los niños.

Juan Rulfo


Ficción Universidad Veracruzana 1967