jueves, 24 de septiembre de 2020

Y DONDE QUIERA, LA LUZ (FRAGMENTOS)

A lo largo de los años, la vida de la mujer es la de su función sexual. De novias vestidas de blanco pasamos a ser madres y luego abuelas. ¿Qué otra cosa nos queda? Kigra, Raúl Ramírez, nos forja otro destino.

     Durante más de un año, Kigra siguió a mujeres fuertes y frágiles a la vez y ninguna ha sido observada con un ojo tan solidario y tan cómplice como el de este gran fotógrafo.

     El sexo es la actividad humana más íntima, más secreta y la que más nos saca de nosotras mismas. Las mujeres de Kigra llevan su sexo encima. Para algunas es una condena, para otras una liberación como la niña que se baña a jicarazos. Su madre no tiene nada que ofrecerle pero le da una falda de olanes que bailan al viento y la saca al puro canto de la sierra tarahumara.

     A pesar de ellas mismas, incluso cuando sólo son un costal de recuerdos, una anciana a la espera o una Barbie hecha pedazos, las mujeres de Kigra denuncian lo que somos nosotras las “square”, las “straight” las que nos vamos a dormir a nuestra casa con la panza llena. Las mujeres de Kigra sentadas en su litera en la cárcel tienen al lado a su pequeño hijo. Él si tiene permiso de correr y hasta de disparar en contra del policía. ¿Qué no sabrá que pueden encerrarlo? Él ya está adentro, su horizonte es de barrotes pero también nosotras somos reclusas “porque la vida rara vez sale como uno la planea”.

     Al igual que todos los días, como si llevaran una vida normal, las presas lavan su ropa, guisan sobre una estufa en su celda y a veces cantan mientras hacen la limpieza y dejan todo bonito porque es mejor vivir bonito.

     A pesar de que quieren irse, nadie cumple su deseo aunque ahora las jóvenes se parecen más a los hombres y toman sus propias decisiones. Usan los mismos pantalones de mezclilla que ellos y salen a la calle a buscar su suerte. Ya no esperan a que les abran la puerta.

     Ganarse la vida es ganarse el respeto de los demás.

     Son una multitud las jóvenes palomas para quienes sus padres echa la casa por la ventana el día en que se casan de blanco, las toman del brazo para llevarlas al altar al son de la marcha nupcial y las sacan a bailar el primer vals. ¡Ah qué buenas amigas las que comparten el pastel y las ilusiones y qué apretado el abrazo de la gran familia humana cuyo círculo es el del brindis con champaña!

     Kigra fue a buscar sus fotos al infierno y sin embargo nos hizo respirar el aire que baja de la sierra, el de la otra orilla, el del cuerpo completo de Lupita y el de su risa que resuena en lo alto de la sierra tarahumara.

     El amor es una iluminación y las fotografías de Kigra en su “Y donde quiera la luz” nos iluminan porque enseñan que NO podemos ser sin los demás y que la emoción que su vista provoca nos ayuda a ser mejores. Ver a Diana, Lupita P, María Elena, Alejandra, Fernanda, Lucesita, Karlita y Gloria, Lupita, Jovita, Paulina y Zumiko es un desafío. Su intensidad hace que exploremos los resortes de nuestro ritmo interior, el que es capaz de responder o adormecerse para siempre.

 

Elena Poniatowska Amor

 

Instituto Chihuahuense de la Cultura 2012

          

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