Para Oralia Bringas: In Memoriam
Mi casa no tiene balcón
pero sí una ventana muy grande.
Las acacias se abanican
con el viento suave
mientras las inflorescencias
de mil estambres pálidos
bailan en un remedo
de populoso danzón en el parque.
En otoño las vainas secas
son maracas agitadas
por el vientecillo ingenuo de la tarde.
Mi casa no tiene balcón
pero sí una ventana muy grande.
De las buganvillas se inventó un color
parecen pequeñas mariposas
revoloteando sobre la vegetación espesa.
El rocío que se acumula
en el interior de la copa de oro
es bueno para lavados oculares
decía mi abuela muy sabia,
pero la flor junto con la lluvia de oro
son amarillos gestados en un embrión
de soles refulgentes.
Mi casa no tiene balcón
pero sí una ventana muy grande.
El ylang ylang del cual ignoro su casta
por sus delicados pétalos blancos
es el azahar que nos embriaga de noche
así como el enervante aroma de los nardos.
Mi casa no tiene balcón
pero sí una ventana muy grande.
Mayo de 2007
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