sábado, 26 de septiembre de 2020

CUERPO LLENO DE SILENCIOS

 


Me despierta el sueño eterno de tus pies junto a los míos. Pero solamente eso es: un sueño, porque desde hace varios años duermo solo.

    Me inquieta el chirrido eterno de los grillos, ese interludio amoroso llamando a la pareja.

    Existe el teléfono, te puedo llamar y puedes no responderme. El calendario se angosta, los días se suceden rápidamente. Se consumen como el pabilo de las veladoras en noviembre.

   Mi cuerpo se llena de silencios. Desconecto el pasadiscos, hay un poema lleno de música que se clava terebrante en mi conciencia, una vez, otra vez, siempre me recuerda tu geografía llena de asteriscos, de ríos, lagunas, piélagos. Marismas que me enervan, me consumen, me agotan. Existen huellas de pisadas en el martirio de mi carne expuesta.

    El reloj permanece descompuesto. Las manecillas giran como desquiciadas. Me siento enfermo, con el cuerpo masacrado por los adioses asesinos; infinitamente como una piel abierta, minuciosamente diseccionada con un escalpelo de cirujano.

    Sueño con tus pies junto a los míos, frotándose con avidez en un pentagrama de caricias trémulas.

 

José González Gálvez

Coatzacoalcos, julio de 2020

 

Imagen: Sfawan Dahoul

 

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