El espliego se abrió sorpresivamente
un surtidor de azules y violetas perfumó el aire
porque la corola tiene cinco labios pulsátiles
que se quiebran de dolor ante el estímulo.
Mis dedos son labios que reptan en tu pecho
se detienen convulsos en la línea pilosa
de tu ombligo hasta el pubis recortado
donde el olor a lavanda es más intenso
un perfume enervante que arrebata
un mareo delicioso que te inclina
sobre el tallo vigoroso que se blande al compás
de una lengua hambrienta y mojada en saliva.
Los momentos de lucidez son pocos
porque la locura arrebata
te sumerge en un lago de inconciencia
donde difícilmente saldrás ileso.
El amor es un pleito de guepardos
una soledad devastadora que te muerde la yugular
sin soltarla hasta que enmudeces y lloras.
Un campo de espliego se yergue plácido
en lontananza abierto a la brisa diaria
sus pistilos bailan a contracorriente
las corolas desfallecen exhaustas
pero a diferencia de lo incierto
mi amor por ti perdura a pesar de las vicisitudes
de esos aires que vuelven en invierno.
José González Gálvez
José González Gálvez
Marzo de 2014
Fotografía: Aníbal Angulo
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