domingo, 21 de abril de 2019

PARA BEBER TU VOZ


                                                        Nunca la luz se repartió en tantas luces.
                                                        Octavio Paz

Tu cuerpo es de ámbar. Tu piel es de sándalo.
Tu cuerpo irradia luminosidad como medusa crossota
que nada silenciosa en un mar de plasma.
Eres lámpara votiva desparramada en la cama
en el perímetro exacto que nuestros cuerpos marcan.
Surges como un escalofrío palpitante
que recorre mi piel dormida con la noche.
Es tu aliento archipiélago convocado
que regurgita algas y espuma blanca.
Frente al muro infranqueable de tus sueños
mi voz se abre y se cierra confundida
en un asombroso despertar de hielo que se quema.
Para beber tu voz pongo mi oído en el diafragma
y escucho poco a poco el silabeo lento de tus palabras.
Acaricio con mi sueño el redondel oscuro de tus tetillas
que se endurecen dentro de un vaho de saliva calcinada.
Un hilo de luz se enreda en tu cintura
perpetua cicatriz que grita y se apaga.
Arrodillado ante tus pies que tanto me fascinan,
te espero impaciente, insomne, sediento,
porque sé que tú también me esperas
porque juntos somos clepsidra detenida en el tiempo.

José González Gálvez 

Octubre 31 de 2018

Imagen: Lucia Deblock

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