Para Rainer Werner
Fasbinder: In memoriam
Tengo once años de
navegar en la superficialidad de los amores fatuos, y siempre encallo en las
ínsulas más extrañas, llenas de arenas falsa que con el tiempo se convierten en
fango. La premisa es tan simple: sólo
quiero que me quieran.
Pero por lo visto
debo seguir navegando a través de aguas turbulentas, posiblemente hasta que el
velamen amplio de mi embarcación se convierta en hilachos. Me han fallado el
astrolabio y el sextante, y la brújula parece girar en sentido contrario.
He atracado en
muelles diferentes, pero existe un extraño sortilegio, no puedo declarar en la
aduana el impuesto más caro que existe. Siempre abandono el puerto con el
corazón devastado, y con unas cicatrices profundas marcadas por el desasosiego.
No creo sucumbir al
canto de las sirenas, pienso que mi destino es una isla ignota llamada: soledad. Ahí acabaré con mis huesos
blanqueados por la sal del viento, hasta que se conviertan en esquirlas tan
diminutas que no se puedan localizar ni con lupa.
Septiembre de 2005
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