XIV
Es la rosa enlutada, anochecida.
Con un cáliz de púrpura maldita.
La rosa de tinieblas que palpita
por mis venas de rosas sin salida.
Es la rosa una flor siempre en
huida.
La rosa de tinieblas infinita
igual que mi conciencia tan
contrita.
Igual que mi conciencia tan dolida.
Es lo opuesto a la hermética granada
que contiene su sombra encarcelada.
Y la rosa se abre en mil pedazos
fulminando la luz de los ocasos.
Es la rosa lo mismo que mis labios
tan ávidos, sedientos y tan sabios.
Imagen: Tina Modotti
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