martes, 7 de abril de 2020

ASI EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO


 

Mi tía Rigoberta Ballesteros de Peñalver sufría de Alzheimer desde hacía varios años.
     Una tarde, cuando las hojas se doraban con el sol del verano y los jilgueros trinaban sin cesar, se olvidó de que estaba enferma y fue feliz por siempre.

José González Gálvez 



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