CANTO I
La magia y el ensueño liman los
barrotes
La poesía llora en la punta del alma
Y acrece la inquietud mirando nuevos
muros
Alzados de misterio en misterio
Entre minas de mixtificación que
abren sus heridas
Con el ceremonial inagotable del
alba conocida.
Dadme la
llave de los sueños cerrados
Dadme la
llave del naufragio
Dadme una
certeza de raíces en horizonte quieto
Un descubrimiento
que no huya a cada paso
O dadme un
bello naufragio verde
Un milagro
que ilumine el fondo de nuestros mares íntimos
Como el
barco que se hunde sin apagar sus luces
Liberado de
este trágico silencio entonces
En mi propia
tempestad
Desafiaré el
vacío
Sacudiré la
nada con blasfemias y gritos
Hasta que
caiga un rayo de castigo ansiado
Trayendo a mis
tinieblas el clima del paraíso
Compañía
Iberoamericana de Publicaciones, Madrid 1931
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