sábado, 1 de febrero de 2014

HOMENAJE A ALEJANDRA PIZARNIK EN TRES TIEMPOS

ESTAFETA I

Alejandra Pizarnik me dio un beso en la mejilla izquierda. Impertérrito, un mar de lilas inundó mi voz y mi silencio. Soy de gis, no tengo recuerdos, tampoco puedo sentir el corazón latiendo arrítmico, desmesurado, como un violín destemplado, como olas inmensas que se van y no regresan. Un sol negro alumbró parcialmente la sombra del dolor y los vestigios de lágrimas jamás lloradas. Cuando duermo sueño a estar despierto. “Vida, mi vida, ¿Qué has hecho de mi vida?”

ESTAFETA II

Es como si un horno inverosímil me incendiara las entrañas, y después de las llamas, el carbón en polvo, mudo, ebrio de rencor, fluyera inasible en el árbol corpulento de mis bronquios, en el plato cóncavo de mis córneas, en el nudo inadecuado de mi sexo.

ESTAFETA III

Un estilete de luz portentosa me atraviesa la garganta, y el suplicio calienta al rojo vivo el bullicio de las tardes y el tedio insoportable de las horas muertas. Entonces llueven palabras, alaridos, saliva, pedazos de vocales verdes, profecías, una lengua mórbida. Son estropicios, celdas de arrepentimiento. Toda una ceremonia discreta.

Julio de 2008

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