A OCTAVIO PAZ
Estas que ves, palabras deslumbradas
de mirarse en tu espejo, amigo mío,
al son del corazón te las envío
y espero que las halles bien
halladas.
Voy a ganar si juego tus espadas
palabras en su límpido albedrío…
¿Lo que voy a decir es tuyo o mío,
o es de Nerval un cuento de hadas?
Tenebroso. Ya la lira de Orfeo
se me cae de las manos, desdichada.
No creo en el infierno en que creo.
¿Cruzaré el Aqueronte, Octavio
arcano?
Yo sé que sí. Mi mano ya está dada
y voy al misterio tomado de tu mano.
Fondo de Cultura Económica 2018
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