La represión física y
espiritual engendra violencia; el dolor y la impotencia desbaratan un estado de
sitio idílico, y terminan por romper los muros del castillo para poner al
descubierto una pureza enferma y decadente, una flor del mal que agoniza
después de dieciocho años de prisión.
Basado en un hecho
real ocurrido en Ciudad de México en la década de los cincuenta, El castillo de la pureza, filme
indispensable del cineasta mexicano Arturo Ripstein, es una película que interroga al espectador, para saber y darnos
a conocer, los patrones de la conducta
del ser humano dentro de su rebuscado laberinto mental. También los personajes
se asombran y parecen decir con la mirada su desconcierto total, como el big close up final y sorprendente de
una Rita Macedo inexpresiva pero hermosa a la vez. Psique y cuerpo muchas veces
no marchan tomados de la mano.
La noticia
periodística también sirvió de tema para Sergio Magaña en su obra de teatro Los motivos del lobo, y para Luis Spota
en su novela La carcajada del gato.
El filme es circular, inicia con un lento travelling
del interior de la casona en ruinas y bajo una lluvia torrencial, y termina
cuando sus habitantes son liberados de su prisión bajo ese mismo estado pluvial
en desorden. Ripstein barajea los naipes y nos muestra las cartas gastadas de
un tarot sin precedentes.
El padre,
protagonista principal, es Gabriel Lima, un pater noster ambivalente y catatónico, que menciona con precisión las profecías de Nostradamus, obsesionado con
las llaves y los candados, y con el exterminio de las ratas, es un voyeur fatalista, carcelero, sumido en
sus cánones de pureza bizarra y
obediencia victoriana. Su figura queda remarcada en una secuencia del filme,
cuando se refleja por triplicado en un espejo de tres lunas.
Beatriz es una
antigua prostituta que asume su condición de madre obediente pero víctima de un
chantaje constante, que no le importa estar encerrada mientras perdure en su
entorno un orden ficticio. Sus tareas principales consisten en estar frente al
espejo del tocador embelleciéndose, permanece sumisa durante la cópula y
guardar los rizos de sus hijos en una caja metálica.
Los hijos: Voluntad,
Utopia y Porvenir, son las víctimas del pecado, unos niños lastimados por la
soledad y el infortunio. Púberes que juegan juegos en complicidad con su madre
en ausencia del padre, bajo una lluvia pertinaz que parece no finalizar nunca.
El perfil sicológico
de Gabriel va en deterioro. Castra simbólicamente a su hija al cortarle el
cabello cuando presume que coquetea con el inspector, come carne a escondidas y
en la soledad lame la sangre de las heridas de sus dedos. Después de descubrir
el escarceo amoroso de sus hijos mayores, su código moral se desmorona, su
obsesión de castigo se acentúa, tiene alucinaciones auditivas, ideas de
persecución y muerte lo perturban como inmensos pájaros negros.
Un incidente
premeditado pone fin al reinado de terror de Gabriel Lima. Sus prisioneros
desamparados, asustados por el fantasma de la libertad regresan obedientes a su
claustro para tratar de recomponer su crisálida enferma.
La cinta fue dedicada
a Rafael Castanedo, y el título tomado de un ensayo de Octavio Paz y del poema Igitur
de Stéphane Mallarmé.
FICHA TECNICA.
El castillo de la
pureza. Dirección de Arturo
Ripstein. Argumento y
adaptación de Arturo
Ripstein y José
Emilio Pacheco. Fotografía
en Eastmancolor de
Alex Phillips. Música de
Joaquín Gutiérrez
Heras. Escenografía de
Manuel Fontanals.
Ambientación de Lucero
Isaac. Edición de
Rafael Castanedo y Eufe
mio Rivera.
Protagonistas: Claudio Brook,
Rita Macedo, Diana
Bracho, Arturo Beristáin
y otros. Duración 110
minutos. Producción
Estudios Churubusco
1972.
José González Gálvez
Coatzacoalcos Veracruz 1972
Muy buen trabajo. Tu texto, si bien breve, es conciso y de una gran riqueza literaria que da oportunidad a darnos un ejemplo de lo que piensas, manifestándolo de manera no sólo formal sino, dado el tema, de tipo literario-cinematográfico, con un estilo muy fino. Bajo este esquema de escritura logras establecer una conversación escrita entre tú y el lector, a quien no solo pones a reflexionar sino lo remites a buscar en su cineteca y literatura algunos de los directores, escritores y actores de cine por ti citados. La manera con que se expone y enjuicia el tema colinda con el trabajo asignado. Se nota la estructura libre, de forma sintética y de extensión breve. Si bien no existe variedad temática, se observa que el trato que das al tema, es tanto profundo como difícil por el conocimiento que yace detrás del mismo; todo ello comentado, incluso, con cierta amenidad que se sobrepone al rigor sistemático de la exposición.
ResponderEliminarUn texto en el que no te propones agotar el tema sino exponer solamente tu pensamiento, tu reflexión, y sobre todo, el goce que te causa éste tipo de análisis; algo tan familiar que parece ser parte de tu misma persona. Tu sintaxis es muy buena y una ortografía que no tiene tacha.
Felicidades.
Ignacio García