domingo, 8 de septiembre de 2019

UN POEMA DE RUBÉN DARÍO


 
              WALT WHITMAN

En un país de hierro vive el gran viejo,
bello como un patriarca, sereno y santo.
Tiene en la arruga olímpica de su entrecejo,
algo que impera y vence con noble encanto

Su alma del infinito parece espejo;
son sus cansados hombros digno del manto:
y con arpa labrada de un roble añejo,
como un profeta nuevo canta su canto.

Sacerdote, que alienta soplo divino,
anuncia en el futuro tiempo mejor.
Dice al águila: ¡Vuela!, ¡Boga! al marino,

y ¡Trabaja! al robusto trabajador.
¡Así va ese poeta por su camino
con su soberbio rostro de emperador!

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