…Pita sacó
de una caja de madera un vestidito plisado de seda azul…Un vestidito de niña,
con pequeñísimos bordados de flores…”Este es el vestido de una niña muerta”…Y
en el fondo nosotros pensamos más en la niña Pita, en la “niña enorme y viva
para siempre”, como dijo Frida Kahlo. Y Pita, en medio de lo mucho que ha
vivido, como ella misma lo confiesa, sigue siendo una niña de cabellos
enmarañados, de grandes ojos oscuros, con sueños y pesadillas enredadas en las
pestañas. Esta niña que vive en un universo infantil de vestidos nuevos, de
tules y encajes, espejos, moños, disfraces y muñecas rotas, de berrinches y
pataleos, de interminables “yo quiero” y tercos “no me gusta”, trae la luz y
las señales del talento en los ojos desmedidos y en la frente delirante…
Elena
Poniatowska
Periódico
Novedades 26 de septiembre de 1954
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