La
herramienta fundamental de la escritura desde el periodo Paleolítico superior
es el erotismo. Así lo demuestran las imágenes de hombres con el sexo erecto;
como el personaje itifálico de la cueva de Altamira, o la figura fálica de la
gruta de Gourdan.
Eros y
Tanatos se dan la mano en un maridaje un tanto bizarro, una vinculación que no
podrá separarse en el transcurso de la historia. Así encontramos en la caverna
de Lascaux en una de sus paredes, la imagen de un hombre con cabeza de pájaro y
sexo erecto que se desploma ante un bisonte herido de muerte con las entrañas
colgando. Es el tema del pecado original adelantándose a la Biblia, la muerte
unida a la transgresión, a la exaltación sexual, al erotismo.
En la
historia del erotismo, la religión cristina asumió una trayectoria
recalcitrante: su condena. En la medida en que el cristianismo influyó en los
destinos del mundo, intentó despojarlo del erotismo. Sin embargo, en el Antiguo
Testamento existen demasiados pasajes eróticos que sobrepasan la intención de
tal condena.
Humanidad y
erotismo se enlazan, se besan delicadamente y se repelen bajo normas obsoletas.
Escribió Octavio Paz: Los actos eróticos son instintivos; al realizarlos el
hombre se cumple como naturaleza.
En esta
nueva antología, la segunda entrega de Susurros de Eros, la poesía de autor es enérgica
y contundente. Es poesía de varios autores que se desprenden el corazón para
rozar con él, esa tenue piel donde el erotismo florece. No hay vuelta de hoja,
los poetas aquí reunidos lucharon incansablemente consigo mismos para ofrecer
lo mejor de su obra. Las palabras fluyen y los adjetivos son incuestionables. Entre
las páginas de este libro, como en la vasta mar océana, navegan connotaciones
anatómicas, geográficas, culinarias, meteorológicas, zoológicas, astronómicas,
botánicas, históricas, mitológicas, también hay fotografía y pintura; los
sustantivos permanecen, los verbos se agrandan, las metáforas abundan, su
riqueza es inagotable.
En este
poemario hay escritores de México, El Salvador, Cuba, España, Brasil, Costa
Rica, Nicaragua, Perú y Colombia. Es una nueva Babel donde el erotismo se
abraza, se hermana, se despoja de falsas máscaras y se entrega al ritual
cadencioso de la carne trémula. Escribió el poeta colombiano Antonio Acevedo
Linares: La poesía canta el deseo de los cuerpos amorosos que se aman también
en las palabras.
Existe una
agitación de expresiones llenas de deseos culposos, un sonambulismo de pieles
errantes, el canto sublime de la floración de los sexos, una revelación
prudentísima entre la vigilia y el sueño. Son setenta y cinco poetas que se
miran al espejo y se asombran, ¿la razón?, frente a la pátina del cristal sus
rostros se transfiguran y se descubren pulsátiles. El erotismo teclea los cinco
sentidos en sus cuatro puntos cardinales.
José González Gálvez
Febrero
de 2019