Del tilcuate dicen los
viejos que lo saben todo, que es una culebra gigante, gruesa, barbuda como
estropajo deshilachado, de color negro y cola partida en dos como los pescados.
Gusta de vivir cerca de los amates porque se revuelca en el agua o en el fango,
y cuando se enoja por cualquier cosa, aunque sea de una tontería, causa trombas
que destruyen los caseríos hasta que desaparecen por completo. Es enamoradiza.
Cuando los hombres salen a cuidar sus milpas, se mete por las ventanas y
arrastrándose lentamente llega hasta la cama y se prende del pecho de las
madres jóvenes porque le gusta la leche dulce que brota de los pezones
hinchados. Eso cuentan, aunque se desconoce cómo fueron creadas, los más
ancianos repiten siempre que fue por una equivocación de Dios.
José González Gálvez
José González Gálvez
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