martes, 22 de mayo de 2018

BIOGRAFÍA DEL DIABLO (FRAGMENTO)


EL ASPECTO FÍSICO (FRAGMENTO)

Dos de las descripciones más nobles que ha alcanzado la forma del Diablo, son las debidas a Dante y a Milton. Difieren notablemente una de la otra, pero la suma de ambas nos da esa mezcla de seducción y pavor, de infinita gracia e infinita tristeza, que corresponde a la imagen interior del Diablo que todos poseemos. Los dos más altos constructores de demonologías (no olvido a William Blake, pero el autor del Matrimonio del Cielo y el Infierno jamás se propuso una sistemática, acaso porque vivía dentro de ella) nos aportan los datos de lo que podríamos llamar la dignidad del Diablo; ambos, se lo toman en serio; ambos, eluden toda facilidad o caricatura, y nos ofrecen un retrato terrible (y también especular) en el que podamos ver la sumisión del hombre a la tragedia personal del Príncipe de este mundo. El italiano –católico y, por lo tanto, suntuosamente figurativo- nos habla de las tres caras del Diablo y de su tornadizo color, de la belleza perversa y sensual y, en un insinuante hallazgo, de sus seis alas “llenas de ojos” que agita constantemente; el inglés –presbiteriano y, por lo tanto, turnio y marcado al puritanismo- nos da la imagen más desolada y sombría, más inquietantemente próxima a nosotros que la literatura haya pergeñado sobre el Tentador: el Diablo de Milton es un Diablo que no ha dejado nunca de ser Lucifer –el lucero del alba, el más bello y perfecto de los ángeles- y que se consume en el espantoso fracaso de su potestad. Digno, no puede admitir la derrota; derrotado no puede esquivar la melancolía; melancólico, la propia abulia lo sume en el infinito vacío de su amor: allí donde la belleza no sirve y le es esquiva; se ejercita sólo para su taciturna certera de tenerla.


Alberto Cousté
Editorial Argos 1978

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