El 7 de abril La región más transparente estará en todas las librerías. Carlos
Fuentes ya había publicado fragmentos de su novela en México en la cultura y en diversas revistas literarias, que
suscitaron polémicas y gritos de indignación. Muchas señoras bien intencionadas
exclamaron (al verse retratadas): “¡Este niño es un monstruo!” y Fernando
Benítez tuvo que explicar ante un severo tribunal por qué había admitido en el
suplemento a este muchacho tan indecente.
Al saber todos los conflictos que
suscitaba la lectura de sus capítulos, Carlos Fuentes nada más se reía como un
tigre, se frotaba las manos y los ojos le brillaban más que de costumbre. Ahora
nos pone en las manos una bomba de tiempo: La
región más transparente. Es una novela panorámica, una novela que quiere
abarcarlo todo, decirlo todo. Es tan vehemente, tan verdadera, que parece la
discusión rápida, acalorada, casi exasperante porque apenas se termina de
pronunciar una palabra, hay que decir la otra, sin temor al atropello. A veces
parece el monólogo de un afiebrado.
Carlos Fuentes tiene la reflexión de la
furia. Hay que verlo, a veces, silencioso y hosco, observando a todos
minuciosamente como si tomara notas mentales para un archivo personal y cruel,
y de repente, acalorarse y discutir, exacerbado durante horas enteras. Su
novela es sin duda alguna el resultado de sus observaciones, y la deducción que
de ellas hace, porque en Fuentes el pensamiento persiste en su curso, lógico,
sin dispersarse, sin perder el tiempo. Para mi quizá sea éste el defecto de la
novela de Carlos. Tiene algo de una libreta de citas, ésas donde se apunta
puntualmente, cada media hora, lo que hay que hacer durante el día. Fuentes se
lleva al lector a través de una cabalgata furiosa, como un tropel de caballos
desbocados. Nadie sabe dónde hay que tomar la respiración y todos terminan sin
aliento. (Pero no soy crítica y además ni siquiera he terminado de leer la novela.
Esto es tan sólo una primera impresión, y quizá sea presuntuoso decirla.)
Elena Poniatowska
Novedades (México
en la Cultura) 6 de abril de 1958