jueves, 23 de febrero de 2017

EL LABERINTO CERRADO DE TENNESSEE WILLIAMS




Thomas Lanier Williams III, vivió en el barrio francés de Nueva Orleáns en los años noventa, después de muchos fracasos, escribió ahí su pieza teatral más representativa: “Un tranvía llamado Deseo” con la que ganó el codiciado Premio Pulitzer. La obra también fue llevada al cine bajo la dirección certera de Elia Kazan, teniendo en los papeles protagónicos a Vivien Leigh y Marlon Brando. El filme marcó un hito en la historia de la cinematografía, presentando en forma brutal, la fragilidad femenina y la rudeza de un inmigrante polaco.

    Su línea de vida, dibujó a la par, su trabajo de dramaturgo, novelista y poeta, como una gota de tinta manchando un papel por ambos lados. Protagónico, Tennessee cargaba con un amplio expediente siquiátrico y una exagerada dosis de alcoholismo, lo que determinó su rumbo como náufrago en un caudaloso río de problemas y marginaciones.

     Siguió escribiendo, pero el éxito no parecía marchar de la mano con su conflictiva existencia. “La gata sobre el tejado de zinc caliente” irrumpió en Hollywood con un triunfo sorprendente. Fue dirigida por Richard Brooks y protagonizada por Elizabeth Taylor y Paul Newman, interpretando a una pareja aturdida por sus propias pasiones enfermas.

    Completó su trilogía dramática al filmarse “La noche de la iguana”, dirigida por el legendario John Houston con Richard Burton y Ava Garner, quienes en una noche alucinada, descubren que sueños y realidad tienen diferentes significados.

     En 1952 publica “La rosa tatuada” que dedicó a Frank Merlo, por la que recibió el Premio Tony, y con la cual finaliza su Etapa Dorada.
El crítico teatral Frank Rich valora la aportación de Williams a la escena: Las atrevidas innovaciones teatrales y la liberación psicológica que caracterizan sus obras vanguardistas, se apoyan en los cimientos construidos por O´Neill y, evidentemente por Freud.

   Abrumado por su carga de homosexualidad, víctima de calmantes y drogas, y de las críticas adversas de los cronistas por su falta de originalidad al retornar a la forma breve del acto único, se exilia  en la isla de Key West en Florida.

     Al enterarse de la muerte de Merlo, su amante,  con quién duró catorce años,  se sumerge en completa decadencia, en un mundo de visiones sombrías que trata de borrar con el  abuso exagerado del alcohol y las drogas. Sin poder superar sus crisis  depresivas, ingresa en una clínica psiquiátrica, no sin antes haberse convertido al catolicismo.

     Fallece a la edad de 71 años un 25 de febrero de 1983, en una habitación del Hotel Elysee en Nueva York. Lo encontraron en su cama,  aparentemente asfixiado por la tapa de plástico de un nebulizador nasal que tenía  atorado en la garganta. Tennessee Williams escribió la siguiente frase premonitoria: "no esperes al día en que pares de sufrir, porque cuando llegue sabrás que estás muerto".


José González Gálvez 




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