Thomas Lanier Williams III, vivió en el barrio francés de Nueva Orleáns
en los años noventa, después de muchos fracasos, escribió ahí su pieza teatral
más representativa: “Un tranvía llamado Deseo” con la que ganó el codiciado
Premio Pulitzer. La obra también fue llevada al cine bajo la dirección certera
de Elia Kazan, teniendo en los papeles protagónicos a Vivien Leigh y Marlon
Brando. El filme marcó un hito en la historia de la cinematografía, presentando
en forma brutal, la fragilidad femenina y la rudeza de un inmigrante polaco.
Su línea de vida, dibujó a la par, su trabajo de dramaturgo, novelista
y poeta, como una gota de tinta manchando un papel por ambos lados. Protagónico,
Tennessee cargaba con un amplio expediente siquiátrico y una exagerada dosis de
alcoholismo, lo que determinó su rumbo como náufrago en un caudaloso río de
problemas y marginaciones.
Siguió escribiendo, pero el éxito no parecía marchar de la mano con su
conflictiva existencia. “La gata sobre el tejado de zinc caliente” irrumpió en
Hollywood con un triunfo sorprendente. Fue dirigida por Richard Brooks y
protagonizada por Elizabeth Taylor y Paul Newman, interpretando a una pareja
aturdida por sus propias pasiones enfermas.
Completó su trilogía dramática al filmarse “La noche de la iguana”,
dirigida por el legendario John Houston con Richard Burton y Ava Garner,
quienes en una noche alucinada, descubren que sueños y realidad tienen
diferentes significados.
En 1952 publica “La rosa tatuada” que dedicó a Frank Merlo, por la que
recibió el Premio Tony, y con la cual finaliza su Etapa Dorada.
El crítico teatral Frank Rich valora la aportación de Williams a la
escena: Las atrevidas innovaciones teatrales y la liberación psicológica que
caracterizan sus obras vanguardistas, se apoyan en los cimientos construidos
por O´Neill y, evidentemente por Freud.
Abrumado por su carga de homosexualidad, víctima de calmantes y drogas,
y de las críticas adversas de los cronistas por su falta de originalidad al
retornar a la forma breve del acto único, se exilia en la isla de Key West en Florida.
Al enterarse de la muerte de Merlo, su amante, con quién duró catorce años, se sumerge en completa decadencia, en un mundo
de visiones sombrías que trata de borrar con el
abuso exagerado del alcohol y las drogas. Sin poder superar sus
crisis depresivas, ingresa en una
clínica psiquiátrica, no sin antes haberse convertido al catolicismo.
Fallece a la edad de 71 años un 25 de febrero de 1983, en una
habitación del Hotel Elysee en Nueva York. Lo encontraron en su cama, aparentemente asfixiado por la tapa de plástico
de un nebulizador nasal que tenía atorado
en la garganta. Tennessee Williams escribió la siguiente frase premonitoria: "no esperes al día en que pares de sufrir, porque cuando llegue sabrás que estás muerto".
José González Gálvez